De todos es sabido las discrepancias que suelen surgir en las familias cuando aparece un nuevo miembro que tiene toda la atención del hijo soltero.
Existen muchas rupturas debido a la mala comunicación entre padres e hijos cuando éstos inician una nueva relación de pareja. Cuando la persona vive con los padres está siempre sometido a una serie de reglas que se siguen inconscientemente y que son distintas en cada familia. Los padres compran la ropa, le dan dinero, organizan, disponen, ordenan..., y el hijo acata las normas casi siempre inconscientemente, es lo que ha sucedido desde pequeño.
Llegó el momento de independizarse
Llegado el momento de hacer una vida independiente, son muchos los que no son capaces de romper ese vínculo familiar y dejan que se involucre una y otra vez en su nueva vida en pareja. A los padres les cuesta entender que su hijo lleva una vida independiente y que es su pareja la persona responsable de discutir con él los diferentes problemas que surjan.
A menudo vemos a parejas con conflictos debido a que los padres no les dejan vivir: se meten en todo, quieren organizarles la vida; y por otro lado, el hijo en cuestión no hace nada para pararles, con lo cuál, su pareja está malhumorada y negativa.
No dejes que tu suegra se meta en todo |
El problema aumenta cuando es la figura materna la que entra en conflicto con la parte femenina de la pareja; hijos muy sobreprotegidos por la madre sufren a diario las presiones de ésta y de su pareja por intentar mantener su interés, es un campo de batalla y una guerra por conseguir ser la primera entre las dos luchadoras. El hijo varón se encuentra en un camino sin retorno y es él el encargado de dictar las normas necesarias para que la buena comunicación surja. Las cosas dichas en el momento oportuno evitan discusiones posteriores y resentimientos.
Cada una de las partes debe tener claro su papel y no querer acaparar todo el protagonismo, a veces es una necesidad de cariño la que hace que suegra y nuera se enfrenten, ambas necesitan el cariño del hijo y las dos luchan por conseguirle, sin darse cuenta que el mejor camino es mantener sus límites y aceptar su parte del pastel. Hay cariño para todas y para cada una es diferente; el cariño de madre no es el mismo que el de esposa.
De todo esto se deriva una mala comunicación entre las dos familias y unos resentimientos y rencillas que a veces hacen que las familias se mantengan distanciadas por tonterías. Si nuera y suegra se llevan mal hay que ponerle solución.
¿Qué podemos hacer?
Será importante dedicar tiempo a nuestra pareja, discutir los conflictos que surjan con los padres entre los dos y nunca dejar que salgan nuestras discrepancias delante de la suegra airada, ya que servirán para darle más fuerza en sus razonamientos.
Seguiremos unas reglas básicas de comunicación, no usaremos insultos ni recriminaciones hacia la familia política, tengamos en cuenta que son sus padres a pesar de todo.
Utilizaremos un lenguaje sosegado y tranquilo, e intentaremos buscar soluciones que nos reconforten a los dos.
A parte de la comunicación, mantendremos un buen trato con la suegra, la discusión de hoy no servirá para no hablarnos mañana. Aunque resulte difícil, déjala con cara de susto cuando te presentes al día siguiente con algún detalle o con algo imprevisto que ya hubierais hablado, no lo esperará y entenderá que no has dado valor a las palabras de ayer.
El mayor desprecio que puedes hacer es el “no aprecio”, también es una forma de demostrar que no entrarás en su juego y que mantendrás las maneras sea como sea. A menudo los mayores conflictos se producen porque ambas partes se comportan igual. Interésate por sus cosas y valora sus preocupaciones y problemas, no te verá como a una rival.
Apoyaros el uno al otro |
En segundo lugar aprenderemos las normas básicas de la manipulación para tenerlas presentes siempre, ya que a menudo nos encontramos ante unos padres que nos hacen sentir culpables por haberles abandonado, por no hacerles caso, por no devolverles lo que hicieron por nosotros, etc.
Los manipuladores se centrarán en nuestra baja autoestima y en nuestra inseguridad para hacernos frente, por lo tanto, estos serán dos puntos a tratar importantes para poder cortar sus insinuaciones de raíz. Intentaremos fomentar la autoestima y nuestra autovaloración personal. Siempre eludirán toda responsabilidad y se ocuparán de echárnosla encima, hay que estar atentos a ello y cortarlo antes de que se vuelva en vuestra contra.
Apoyaros el uno al otro cuando no quede más remedido que sucumbir a la manipulación y después buscad algo gratificante para quitaros de encima los malos pensamientos.
No siempre hay que seguir los consejos maternos
Debéis tener en cuenta una serie de creencias irracionales que están detrás de algunos de vuestros comportamientos y que están ayudando a mantener el problema.
Algunos ejemplos serían: “mi madre es la mejor y siempre tiene razón”, “sólo quiere ayudarme”, “mi pareja no la entiende porque no es su madre”, “a mis padres les debo todo”,”tengo que pagarles lo que han hecho por mí”, etc.
Detrás de todas estas frases va implícito una obligación adquirida que nos impide ser coherentes en las distintas situaciones. Actuaremos llevados por la obligación y no por lo que realmente deseamos, con lo cuál estaremos insatisfechos a pesar de todo. Los hechos que realicemos ayudarán a tener contentos a nuestros padres, pero no a nosotros mismos y a nuestras parejas.
No permitas nunca que las decisiones de tu hogar sean tomadas por personas ajenas a él, no sirve el que tengan más experiencia o el que ya lo haya vivido, sois tú y tu pareja los encargados de decidir y de equivocaros si hace falta. Los consejos maternos están muy bien pero sólo son eso, consejos, no hay porqué seguirlos a rajatabla, sobre todo si el ambiente entre suegra y nuera no es muy bueno. Ambos miembros de la pareja son los encargados de que la suegra o quien sea no se inmiscuya en sus cosas, sean cuales sean las características de la suegra en cuestión siempre se puede controlar su actitud si vosotros estáis de acuerdo.
Complicidad en la pareja
Haceros cómplices de vuestras cosas y luchad en un frente común para defender vuestra intimidad, no tenéis porqué contar todo a los demás, por mucho que hayan hecho por vosotros. Cuando no os interese, no deis explicaciones, os ahorraréis muchos consejos que no necesitáis o que no queréis escuchar.
Poned límites a los padres también es importante, tendréis que aplicar las mismas normas que se utilizan cuando ponemos límites a los niños. Por ejemplo, no pueden venir a casa sin avisar y cuando les plazca, no pueden entrar en casa y disponer todo como si fuera la suya, si al principio os calláis después será más difícil pararlo, no pueden apuntarse a todos los eventos familiares sin haber sido invitados (vacaciones, fiestas, salidas, etc).
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